jueves, 28 de mayo de 2009

La crisis

Permanentemente, los diálogos que se escuchan mencionan a “la crisis económica mundial”. En transportes públicos, cafés y restaurantes, los argentinos consideran gran cantidad de sus problemas como consecuencias de la peste monetaria que afecta a todos los países.

Lo cierto es que el desastre parte de la crisis de los mercados del llamado (subráyese llamado) primer mundo. Especialmente de los Estados Unidos, país que tanto colaboró para nuestro bienestar a lo largo de los años.

El punto es que la crisis antecede al desequilibrio imperialista, ¿o nos van a hacer creer que Sudamérica o África tenían estabilidad hasta hace un tiempo?

De cualquier manera, uno se atreve a creer que convivimos con la crisis desde hace tiempo porque ésta no es de carácter económico sino cultural. El problema es aquí (y allí) producto de que un Roca o un Franklin importan más que cualquier otra cosa. La cultura, la educación, el pensamiento y la humanidad están sometidos al billete. Los ejemplos abundan y duelen. Duelen por la calle con harapos, con desinterés por lo que nutre el cerebro y el espíritu, por el respeto perdido, por la incertidumbre de no saber para dónde correr.