jueves, 28 de mayo de 2009

Para la Libertad

Hace pocos días, se estrenó un documental llamado “Los 100 días que no conmovieron al mundo”, de Vanessa Ragone, con el trabajo de la periodista Susana Reinoso.

Esta cinta refleja el genocidio que se registró en Ruanda, África, en el año 1994. A partir de la violencia en aumento y de enfrentamientos entre grupos del pueblo, el por entonces presidente fue asesinado y se instauró una dictadura. Los responsables, según sugiere el relato, fueron miembros del gobierno que no podían permitir la latente apertura al multipartidismo. Como otros Estados recuerdan, el golpe fue inducido por las fuerzas colonizadoras de la región: Francia e Italia.

En ese marco político, entre 800.000 y un millón de personas (es decir el 10% de la población nacional) fueron exterminados por sus compatriotas. Éstos utilizaron machetes y garrotes para eliminar a los otros, influenciados por políticos y artistas musicales.

En 2003, la ONU conformó un Tribunal Internacional para juzgar a los responsables del terrible hecho. La jueza argentina Inés Weinberg de Roca, quien preside los juicios, es la única sudamericana que forma parte del grupo encargado de hacer justicia. Señala que su vida cambió al estar en contacto con los testimonios, que no lo ve como magistrado, sino como parte de ella misma.

El genocidio no fue percibido por los ruandeses como tal, sino como un camino para la supervivencia, ya que la extensión territorial del país es igual a nuestra provincia de Tucumán, pero con un nivel poblacional cinco veces mayor.

La tarea del Tribunal Internacional finalizará en 2010, con la cosecha de veredictos en la lucha contra el genocidio, entendido como un crimen internacional contra el cual es necesario luchar, porque -dolorosamente- puede suceder en cualquier lugar y momento. Ojalá la Humanidad llegue pronto a prescindir de congregaciones que juzguen atrocidades semejantes. Cuando los opresores desaparezcan y los oprimidos tengan derechos, recuperen la dignidad. Cuando se trabaje en conjunto para mejorar sin detenernos. Para ser más humanos. Para reconocernos como un pueblo. Para ser felices. Para la Libertad.