y toman por estúpida a la gente.
La gente los deja hacer y no dice nada,
y mientras tanto pasa el tiempo.
Los grandes hombres beben y festejan
llenándose la panza.
La buena gente esucha sus hazañas
sentada a la mesa de sus casas.
(...)
Los grandes hombres se las dan de sabios
y hablan a gritos como las palomas.
A nuestros grandes hombres hay que honrarlos
pero nunca creerles ni una jota.
Bertold Brecht